Luis Peña nació en Madrid el 20 de junio de 1971. Está casado y tiene tres hijos.
Es licenciado en Derecho y diplomado en Ciencias Empresariales por ICADE. Master Técnico de Seguros de Autos por el INESE y Executive MBA por la Universidad de Alcalá de Henares.
Toda su trayectoria laboral ha transcurrido en MAPFRE FAMILIAR, donde comenzó a trabajar en 1995.
En la actualidad es responsable de Análisis e Investigación del Área de Planificación Estratégica e Innovación de MAPFRE FAMILIAR.
"Hasta ahora los aseguradores habíamos tenido más en cuenta el historial siniestral en la tarifa, que los denominados factores psicofísicos" El producto YCAR de MAPFRE FAMILIAR, modalidad conocida como pago por uso, tiene como objetivo incorporar en el precio del seguro, los hábitos al volante según los resultados de un estudio que no tiene fin. Es la primera vez que en España se introduce una innovación como el pago por uso en el seguro del automóvil, lo que puede llevar a revolucionar todo el sistema de tarifas actual. De momento, como entidad pionera, MAPFRE FAMILIAR ha obtenido algunas conclusiones, aunque precisará tres años para dotarlas de mayor fiabilidad. La presente entrevista nos aproxima al conocimiento de los objetivos, las estrategias y los pasos que se están dando.
En un proceso continuo de innovación como el
que desarrolla, ¿cuál es la reflexión filosófica
que prevalece?
Hay mucha intuición y herramientas. Además,
buscamos innovaciones que tengan una proyección
estratégica, es decir, lo mejor para el
momento actual pero con visión de futuro. El
punto filosófico de partida siempre es el plan
estratégico. El cliente se ha colocado en el
centro de toda la estructura empresarial de
MAPFRE, y por tanto, de todas las áreas que
componen MAPFRE FAMILIAR. Ahora todos
remamos en la misma dirección, conocemos
las prioridades. Los objetivos ya no son por
áreas o departamentos, sino de empresa. Toda
nuestra actividad está enfocada a la satisfacción
del cliente. Al dejar de ser una entidad monorramo
para convertirnos en una multirramo, el
cliente obtiene ventajas. Por ejemplo, estamos
implementando descuentos por integrar varios
seguros, algo que antes no era posible porque
cada unidad, cada empresa, tenía su propia
cuenta de resultados.
Eso supone una gran innovación.
Sí, pero no es específica del sector asegurador.
Desde hace años, la banca está haciendo matrices
de productos y sabe cuáles son los que más vinculan
a los clientes, a partir de ahí, establece las
ofertas. Esto es lo que ahora estamos aplicando.
Hay una matriz de valor del cliente, no todos los
clientes son iguales, porque los hay rentables y no
rentables, y, en ese caso ¿a quién hay que tratar
mejor? Sin duda a los más rentables. Lo cierto es
que cada vez cuesta más crecer en el negocio de
seguros particulares, de ahí la importancia de las
políticas destinadas a bajar las tasas de abandono.
Nosotros tenemos más de siete millones de clientes
en España, y somos conscientes de que podemos
crecer desde dentro, potenciando la oferta de
productos para aquellos que ya son nuestros clientes,
sin perjuicio de que se incorporen otros nuevos.
El punto filosófico de partida siempre es el plan estratégico y el cliente se ha colocado en el centro de toda la estructura empresarial de MAPFRE.
Una de las creaciones de la División de Innovación
de MAPFRE FAMILIAR es el producto destinado
a los jóvenes conductores de automóviles denominado
“Generación Y”, que ha evolucionado hasta
convertirse en un producto estrella como “YCAR”.
¿Qué objetivos se buscaban y cómo se gesta?
Después de un estudio de mercado y una fase de
análisis muy rigurosa se llegó a la conclusión de
que merecía la pena experimentar con la posibilidad
de incorporar nuevos factores de riesgo relacionados
con la seguridad vial en el cálculo de la
prima, como el tipo de vía o la franja horaria de
conducción. Hasta ahora los aseguradores no lo
habíamos tenido muy en cuenta, puesto que en la
tarifa tiene más peso el historial siniestral que los
denominados factores psicofísicos, es decir, lo
que conocemos frente a otras variables, como qué
días de la semana se conduce, qué recorridos se
realizan, si se bebe y conduce. Esto es importante,
porque, por ejemplo, en materia de seguridad vial,
sabemos que un 70% de los fallecidos en fines de
semana se producen en carreteras secundarias.
Para trasladar esta experiencia que ya está en
marcha en España, es de suponer que se examinaron
cómo funcionaban otras. Además, está
el problema de la privacidad, de que el comportamiento
del usuario no trascienda más allá de
ese objetivo de ajustar la prima en función del
uso del vehículo.
Efectivamente, antes de la experiencia de Gran
Bretaña, donde este sistema está bastante extendido,
tenemos la de Progressive en Texas en
1998. La experiencia americana mostró dos
defectos: los problemas de privacidad, que obligaron
a los americanos a abandonar el GPS, y
el coste beneficio. Si nos remontamos a los
orígenes, esto es una idea del canadiense premio Nobel de Economía William Vickrey, que criticó
la ineficacia de los sistemas de tarificación
porque no consideraban la intensidad de uso.
Si uno apaga la luz, paga menos de recibo de
luz, pero si deja el coche en casa, no paga menos
por el seguro. Hay dos aproximaciones, que son
el pago en el surtidor, es decir, el seguro como
sobreprecio de la gasolina para tener en cuenta
la intensidad de uso: a más uso, más gasolina
y más prima. Igual pasa con las ruedas, lo que
se vino a llamar “ruedas aseguradas”. Vickrey
era un poco visionario, pero no acierta porque
entonces no había tecnologías aplicadas. Sus
consideraciones se retoman cuando se incorpora
al vehículo un dispositivo de tecnología satelital,
ya sea GPS, Glonass o Galileo, que permite
medir las variables de intensidad de uso de
forma objetiva: kilómetros recorridos, velocidad,
conducción nocturna o diurna, por ejemplo.
La ventaja competitiva está en el refinamiento de la tarifa, y esa ventaja la va a poseer el que tenga mejor base estadística, el que pueda personalizar más.
Cuando MAPFRE FAMILIAR implanta el sistema
de pago por uso en España de forma experimental,
como base para un amplio estudio, ¿qué
pasos se dan y a cuántos conductores implica?
En principio el producto va dirigido a los jóvenes.
Entre el 5 de noviembre de 2007 y la primera
semana de septiembre de 2008 se apuntaron
10.000 jóvenes de entre 18 y 27 años implicados.
Hoy son más de 16.000. El segmento de población
se limitó a propósito para que las conclusiones
fueran más válidas. En este grupo cabe
todo tipo de vehículos o cualquier localización
geográfica. Cuanta más dispersión, mejor para
la fase de estudio. De ahí que subvencionáramos
de forma importante a estos nuevos jóvenes
asegurados, incluso con descuentos del 20%
sobre la prima estándar de jóvenes en MAPFRE.
Necesitaremos tres años para llegar a conclusiones
sólidas.
La implantación de un dispositivo de seguimiento
satelital, a cambio de bonificar sus seguros,
¿supone una pérdida de confidencialidad respecto
a los hábitos de la persona?
Nosotros utilizamos el GPS, pero los datos que
recibimos son siempre agregados y no podemos
acceder a la información de detalle. El disponer de
la posición exacta del vehículo no agregaría nada
de cara a una tarifa de pago por uso. Sólo hay dos
momentos en que los que se recoge la posición
exacta del vehículo: en caso de robo (para poder
recuperar el vehículo) y en caso de accidente (para
poder mandar la asistencia sanitaria de urgencia).
¿Qué clase de control se ejerce exactamente?
El terminal emite unos datos que van al servidor
de un proveedor telemático externo, y éste
tiene los datos asociados a un PIN, a un código
de identificación que no cuenta con ningún dato
de carácter personal. Cuando el proveedor
telemático envía los datos a MAPFRE FAMILIAR
dentro de un proceso automatizado, lo hace
sin el detalle de la posición exacta del vehículo
definido por la coordinada GPS de longitud y
latitud. Es lo que llamamos el muro de fuego
de la privacidad y eso es lo que certifica AENOR.
Resalto de nuevo que MAPFRE FAMILIAR, en el
seguro YCAR, no conoce la posición exacta del
vehículo, salvo en el caso de impacto o robo. En
esos momentos es cuando se aprecia la ventaja
de llevar instalado el terminal GPS en el vehículo.
En caso de impacto, de interrupción brusca, es
el coche el que avisa al proveedor telemático y
éste nos lanza una alarma.
Sólo hay dos momentos en que los que se recoge la posición exacta del vehículo con el GPS: en caso de robo y en caso de accidente.
¿Se han producido operaciones de salvamento
gracias a la instalación de este sistema?
Al recibir la notificación de impacto lo primero
que hacemos es contactar con el teléfono móvil
del asegurado. Si no logramos dar con él, ponemos
en marcha un protocolo base. A partir de
cierta intensidad de impacto detectada y en
ausencia de comunicación telefónica, damos
aviso al 112, y ese es un valor añadido que
aportamos. Los servicios de emergencia de 112
han validado la credibilidad de nuestro sistema
y por encima de ciertos umbrales sabemos que
se ha producido un accidente fuerte con lesiones
y, por lo tanto, se activa automáticamente la
asistencia sanitaria del 112. Tenemos experiencias
concretas en este sentido.
¿Y en caso de robo?
Podemos conocer la posición exacta del vehículo,
pero como garantía para iniciar el
seguimiento exigimos una denuncia previa
por parte del perjudicado. Hemos recuperado
prácticamente todos los vehículos robados,
con alguna salvedad.
¿Qué características tiene el dispositivo GPS
que se coloca en los vehículos?
Es de pequeño tamaño, como un par de paquetes
de tabaco, y va dotado de tres periféricos: una
antena GPS para reconocer la posición; una antena
GSM GRPS para transmitir los datos vía telefonía
móvil, y el acelerómetro, que informa de un posible
impacto. Todo va oculto en el vehículo.
¿La colocación de este dispositivo no puede
distorsionar el comportamiento al volante al
pensar que te están vigilando? ¿El seguimiento
se amplia a otros países de la Unión Europea?
Cuando alguien modifica sus hábitos para mejorarlos
no pasa nada. Ese efecto se diluye con el
tiempo. Respecto al seguimiento en otros países,
en principio sigue funcionando, de hecho el servicio
de recuperación del vehículo en caso de
robo también lo prestamos en Francia y Portugal.
¿Qué sensaciones provoca este producto cuando
lo que impera es la variable precio?
El precio no es la única variable. Puedes competir
en precio, pero hay servicios de valor añadido. Un
padre valora la importancia de tener un sistema
que garantice la ayuda sanitaria cuando se produce
un impacto de intensidad. Cuando una entidad
como MAPFRE FAMILIAR pone todo su esfuerzo
en potenciar un proyecto como este, detrás tiene
que haber algo positivo. Ventajas para todas las
partes. Estamos seguros de que el futuro del
seguro de autos pasa por aquí y que las épocas
de crisis son las más propicias para innovar.
Esperamos tener el mayor éxito posible, aunque
no me atrevo a dar una estimación del número de
pólizas que vamos a conseguir con este producto.
Necesitaremos tres años para llegar a conclusiones sólidas.
¿Vais a incorporar el dispositivo satelital a
las motos?
Sí, de hecho en julio de 2009 MAPFRE FAMILIAR
inició la comercialización de “eBike10”, un seguro
para motocicletas de 125cc y cilindrada superior
vinculada a la instalación del dispositivo satelital
para asistir al motorista en todo momento: permite
localizar la moto en caso de robo, identificar los
intentos de sabotaje, las caídas en parado o las
pérdidas de batería.
Con eBike 10, MAPFRE FAMILIAR hace una
decidida apuesta por la innovación y la seguridad
de los motoristas, ya que el dispositivo facilitará
ayuda en las situaciones de emergencia. Según
datos recientes, el riesgo de fallecimiento en
un accidente de tráfico mientras se conduce
una motocicleta es 17 veces mayor que el que
existe si se conduce un turismo y el 41 por ciento
de los fallecimientos en motocicletas se debe
a salidas de vía. Ante esta tesitura, reducir el
tiempo de atención al motorista gracias a
eBike10 resultará, en muchos casos, vital.
¿Qué objetivo tiene el estudio sobre los hábitos de vuestros asegurados al volante?
Buscamos obtener experiencia sobre esos nuevos factores de riesgo
que desconocemos, y que la seguridad vial nos dice que inciden en las
causas de accidentes. Son datos que no recogen las estadísticas de la
Dirección General de Tráfico, y que nosotros pretendemos contrastar.
Se trata de una experiencia pionera, y una de las premisas es que se
trata de un estudio que no tiene fin, ni fecha de caducidad, aunque para
conocer conclusiones válidas sea necesario esperar al menos tres años.
¿Se siguen incorporando nuevos asegurados a la muestra?
Sí, nuestro producto YCAR está pensado para conductores que tengan
hasta 30 años de edad, pero el propósito es que se mantenga toda la
vida de la póliza. Para incentivarlo, realizamos un importante descuento
al contratar el seguro, y además regalamos tarjetas de combustible,
canjeables en gasolineras, que pueden llegar a superar los 600 euros
en caso de que se cumplan los perfiles definidos de buena conducción.
Puesto que el estudio y las conclusiones a que dará lugar son un
proceso largo y complejo, ¿cuál es la dotación presupuestaria inicial?
¿Seguirán vuestros pasos otras entidades en el mercado?
La cifra oficial es 10 millones de euros, y respecto a la segunda pregunta,
la verdad es que estamos deseando que el mercado nos copie, porque
así se generaliza el concepto, aunque nosotros seamos los primeros.
La ventaja competitiva está en el refinamiento de la tarifa, y esa ventaja
la va a poseer el que tenga mejor base estadística, el que pueda
personalizar más.
En primer lugar, que no todos los jóvenes son iguales. Hay un predominio de los conductores varones en los coches más potentes y este efecto se multiplica cuando hablamos de fin de semana. De lunes a jueves, la mujer conduce más que el hombre, en el fin de semana predomina el varón con vehículos potentes, sobre todo en el segmento tarde o noche. Los hombres comienzan a usar el coche por las mañanas antes que las mujeres, entre las 6,30 a.m. y las 7 a.m. Las mujeres lo hacen entre las 8,00 a.m. y las 9,00 a.m. Hemos analizado tres grupos de conducción por uso de vehículos: los constantes, los activos, es decir, los laborables, y los de ocio, los que sólo lo usan el fin de semana. Hay grandes diferencias en las velocidades máximas y en las distancias recorridas. Hemos observado que los de ocio recorren las mayores distancias, pues conducen sábados y domingos, frente a los constantes, aunque utilicen más días el vehículo. Esto desmitifica algunos aspectos de la seguridad vial: no hay relación con la edad, la relación es con el trayecto. El día de más uso de los vehículos es el viernes.
http://www.mapfre.com/portal/generacion-young/generacion-young.shtml